jueves, 14 de abril de 2011

Carrera llena de incertidumbres.

Así es como veo mi carrera, ser Licenciado en Ciencias de la Comunicación no garantiza nada. Es más, me han dicho que tener tu titulo en L.C.C. es equivalente a un pelón pelo rico o un mazapán en el oxxo de la esquina.


Y es que al menos en mi tierra bonita y llena de polvo los comunicólogos sólo podemos aspirar a trabajar para otros. No importa que tan chingón seas, nuestro trabajo siempre es hacer quedar bien a tu jefe, cosa que a mí no se me da. Si o me gusta que me aplaudan cuando hago las cosas bien, mucho menos me gusta que le aplaudan a otro por cosas que hago yo.


No digo que no pueda hacer mi trabajo (puedo hacerlo, y mejor que muchos), pero no me hace feliz el hacerlo.


Estoy en esa etapa de mi vida en que creo que debí hacerles caso a mis padres cuando me dijeron que estudiara medicina. Tampoco me interesa ser jefe respetado y adorado por las masas, pero si me gustaría marcar una diferencia con la gente que lo requiera.


Será muy tarde para entrar a medicina?

La dificultad de mantener activo un blog

Vas más de un año desde que abrí este rinconcito virtual, y aunque me acuerdo de él seguido, nunca me da por actualizarlo.


Y es que cada vez que me dispongo a publicar algo nuevo surge en mí la gran pregunta…


¿Qué pongo?


No tengo el don de escribir de manera chistosa sobre banalidades de la vida, y mucho menos hacer lo mismo sobre cosas serias. Tampoco tengo una mente tan crítica y única para cambiar la forma de ver las cosas de mis amigos y de algún ocasional lector que por las destino de la red y la virgen del los apachurrados llegue a este rincón.


Hoy me di el espacio para leer diversos blogs para ver qué es lo que ponen los demás “bloggeros” y confirmé que no soy mucho mejor ni peor, que hay gente que escribe cosas muy interesantes y gente que escribe cosas que ni ellos volverán a leer. En fin, mi búsqueda tenía como objetivo saber qué escribir, y como todo buen investigador terminé con más preguntas que respuestas.